Un triunfo heroico que reconforta.

02 Jun. 2024



Lo que sucedió el último sábado en Mataderos, frente a Temperley, invita a creer en este proyecto, al cual le falta para ser completo un rendimiento como visitante que hasta ahora no ha logrado.
Se trató de un triunfo importantísimo para seguir escalando posiciones y para fortalecer al plantel anímicamente después de la dura derrota en el clásico contra Morón.
El partido lo comenzó dominando Chicago con las armas habituales: posesión, entrega, circulación, amplitud y el objetivo siempre puesto en el arco rival. De esa manera, no tardó mucho en llegar al gol, que se generó a través
de un centro de Arroyo, que encuentra a Paz en inmejorable posición para rematar, pero la pelota da en Scolari y el gol termina siendo contra, pero gol al fin.
A partir de ahí Temperley empezó a adelantar sus líneas tratando de conseguir la igualdad y a eso de los 20 minutos se produjo el agarrón de Vega a Artudia, que termina con la expulsión del jugador de Chicago por la ley del último hombre.
A partir ahí el partido se desvirtuó totalmente. Chicago naturalmente atacaba cada vez menos, aunque eso no le impedía meter algún que otro contragolpe con peligro para el arco visitante. Temperley, por su parte, se hacía cada vez más dueño de la pelota, aunque sus llegadas carecían de la claridad necesaria como para lograr su objetivo.
Chicago se replegaba bien y le cerraba los espacios para evitar cualquier tipo de filtración. Así se iba la primera etapa: con Temperley atacando y Chicago controlando que ese dominio visitante no se viera reflejado en el marcador.
La segunda etapa no sólo no cambió las cosas, sino que la empeoró. Porque otra vez a los 20 minutos Callegari le entró muy fuerte a Mavilla, cuando la pelota estaba bastante alejada del arco de Ferrero, y vio la roja directa. Pesadilla para Chicago de ahí en más.
El equipo estuvo 25 minutos tratando de neutralizar cualquier llegada del celeste, trató de no dejar espacios entre líneas y luchó cada pelota como si fuera la última. Y para eso contó con la complicidad de Temperley que jamás le encontró solución al enjambre de jugadores de Chicago que le impedían generar peligro.
Así iban transcurriendo los minutos: con un Chicago haciéndose cada vez más fuerte en defensa a pesar de la inferioridad numérica y con un equipo visitante incapaz de hacerle daño, aunque estaba jugando con dos hombres de más. Hasta que llegó el final y respiramos todos. Triunfo épico del verdinegro que será recordado por mucho tiempo, por la forma en que se obtuvo y por las circunstancias que lo rodearon.
Ahora se viene Brown en Adrogué, un equipo de muy mala campaña pero que se encuentra con un Chicago que nunca pudo ganar de visitante. Esperemos que el deseo de romper la racha lleve al verdinegro a imponerse ante un equipo muy necesitado de puntos. Que de una vez por todas se logre lo que hasta ahora no se pudo.
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